Equilibrio en tu Liderazgo.
La autenticidad se ha convertido en un valor cada vez más apreciado en el liderazgo de las mujeres profesionales líderes. Abrir nuestro corazón y expresar nuestras emociones puede fortalecer los vínculos personales y laborales, humanizando nuestras relaciones.
Sin embargo, surge una pregunta: ¿Ser auténtica significa que debemos decir todo lo que nos pasa, sin filtro?
La respuesta es no. Ser auténtica no implica una falta total de límites. Es importante reflexionar sobre a quién nos dirigimos, por qué queremos comunicar algo y cuándo es el momento adecuado para hacerlo. Estas preguntas nos ayudarán a crear espacios seguros de vulnerabilidad, que fomenten el vínculo y la confianza.
Cuando la expresión de nuestra autenticidad carece de límites, puede convertirse en una simple descarga emocional. Utilizamos a los demás como meros testigos de nuestros desahogos, sin considerar el propósito de nuestra comunicación. Esta dinámica puede ser perjudicial, especialmente en entornos laborales, ya que en lugar de facilitar, obstaculiza las relaciones.
Ser auténtica no se trata de descargar nuestras emociones frente a los demás, sino de demostrar madurez y habilidades de gestión emocional. Significa permitirnos expresar y comunicar nuestras experiencias de vulnerabilidad de una manera constructiva, que fortalezca nuestros liderazgos y genere confianza en los demás.
La próxima vez que te sientas llamada a expresarte de manera auténtica, tómate unos minutos para reflexionar sobre el propósito de tu comunicación y las personas adecuadas para compartirla. Elabora tu mensaje de manera que fortalezca tu liderazgo y promueva la confianza en ti y en tus relaciones profesionales.
Recuerda que la autenticidad no implica una falta total de filtro, sino un equilibrio entre la expresión genuina de nuestras emociones y el cuidado de nuestras relaciones y entornos laborales. ¡Sé auténtica y líder en tu propio camino!
